viernes, 16 de septiembre de 2011

recuerdo de mi niñez

Pertenezco a una ciudad Gaditana, con ancestro marineros, cosmopolita, ya que es paso para Europa de Arabes e Ingleses y hace muchos años me trasplantaban de vez en cuando a Galicia para pasr unos dias en verano.Ibamos en un Seat 600 con baca super cargados con productos ingleses y el Naylon en aquella epoca poco visto por mis parientes, mis padres y mi hermana, cuando llegabamos a galicia despues de cruzar la peninsula era todo diferente, por las carreteras con algunos desniveles el verde llegaba hasta el anden y surgia el agua con sus chorritos cantarines por todas partes, y por fin agotados llegabamos al pazo de mi abuela paterna, una casona grande con suelos de maderas, suelos que para mi eran novedad, y era libre para recorrer la aldea, todo era nuevo y diferente para mi, los bueyes conviviendo con las personas y obedeciendolas y nadie se escondia al verlos, para una niña andaluza era al menos raro, tambien me llamaba mucho la atención sus mujeres, dulces, sonrientes y sus ojos con esos colores verdes grisaceos como sus cielos cuando estaban nublados ó verdes dorados como las uvas maduras, me parecian sosegadas y lentas como sus carros, con ese sonido tan original que hacian sus ruedas de maderas, que a mi me parecia musica,eran fuertes, pero no gordas, acarreaban agua, trabajaban en el campo, cuidaban a sus hijos,cuidaban de sus casas sobretodo lavaban en un lavadero publico que según decian lo mando construir mi abuelo, para oirlas hablar, cosa que a mi me entusiasmaba, aunque no las entendiese, para mi todo era maravilloso, mi libertad el ir a otra aldea andando por su cercania, sus romerias, su musica, su cadencia al hablar, soloo habia una cosa en la que no estaba de acuerdo, teniamos que pisar las lapidas de los muertos cuando ibamos a la iglesia  ya que los enterraban en el suelo,! teniamos que pisarlos para entrar en la iglesia!.
Volví de adulta ya no es lo mismo hay autopistas, cementerio con nichos, no necesito ser libre, el lavadero de piedra aunque existe nadie lo utiliza, continuan teniendo ojos maravillosos, su musica celta, su cadencia al hablar, las mujeres han perdido su calma, trabajan fuera de casa son independientes con lavavajillas. Pero cuando vuelvo a galicia siento morriña  siento saudales de los recuerdos guardados en mi mente y en mi corazon de niña trasplantada de una ciudad gaditana a una aldea de Pontevedra

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